29 septiembre 2009

Yo, lector

Corría el año 1991, estaba yo en primer grado de primaria, estudiando en mi añorado colegio “Santo Domingo Savio”. Era un niño muy tímido, casi nerd, con el cabello engominado, y el infaltable y varonil raya al costado. Aprender a leer precozmente, casi por obligación, llevar cursos de lectura rápida, ganar concursos, medallas y hasta diplomas me auguraba un prometedor futuro cultural en letras o así me engañaban.
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Pasaron los años y el niño lector cambio de repente (el nintendo o robocop o jiban lo hicieron cambiar). A pesar de eso termine la primaria con el record guinnes de haber leído, seleccionado por la profesora, todos los cuentos infantiles de diversos autores y 2 obras geniales, el recordado Ivanhoe y el inolvidable Quijote de la mancha completito, obra que por cierto, me hacia alucinar que mi profesora, era la dulce dulcinea del toboso y el quijote era yo, si lo confieso me gustaba mi profesora, imaginación de niño compréndanlo, a la mayoría le ha pasado.

En la secundaria las cosas cambiaron, ya estaba casi predestinado que ingresaría al gran “Politécnico de varones”, no es que mi padre quería que sea policía ni mucho menos militar, solo fue por las carreras técnicas que se dictan en dicho colegio, luego de una preparación veraniega – se postulaba, había un examen de ingreso – ingrese seleccionando como especialidad electrónica digital (en los exámenes psicotécnicos marcaba todo lo relacionado a electricidad o cables fue fácil).

Debo reconocer que en toda la secundaria no leí ninguna obra, puesto que todos compraban ya los resúmenes y trabajos hechos a un señor, cuyo seudónimo era “Grillo”, todos se concentraban en sus especialidades, había cambiado mi afición a la lectura por protoboards, leds, diodos, circuitos integrados en el laboratorio de electrónica, entraba a la biblioteca solo para jugar ajedrez con mi buen amigo Hector, las horas fuera del colegio ya estaban reservadas para el Playstation y el wining 3, durante todo el año todos se concentraban solamente en la feria de expotecno donde todos competían con sus proyectos, comprendan pues no había mujeres, se que suena triste pasar una secundaria sin molestar a chicas en el salón, pero tampoco nos aburríamos, habían profesoras buenísimas, como recordar a la profesora Rita, que hizo alucinar a casi todo el colegio (incluyendo director), sus clases eran donde había mucho silencio y atención, todas las miradas y oídos cuando la profesora hablaba jaja.

Momentos divertidos, cuando hacíamos explosiones con gas helio en el laboratorio de química, o cuando rompimos el proyecto de biología (esqueleto de un animal pequeño) de mi amigo Sosa (el más nerd del salón) hubo montón de sabotajes en los proyectos, aunque la competencia mayormente era entre salones, y ni que decir en los juegos inter-especialidades esas barras parecían barras bravas. En fin así fue en algo la época de secundaria, algunos libros regalados (a pesar de mi poca o nula afición a la lectura en esas épocas, mi viejo insistía en regalarme libros de todos los autores, colores y tamaños) descansaban empolvados en algún lugar recóndito de mi desordenado dormitorio de adolescente, y otros cuanto servían de dulce hogar para arañas y polillas que solían acompañarme en mis momentos de enclaustro domestico.

Ya en la universidad las cosas no distaron mucho, sufría y renegaba, cada vez que mandaban a leer incomprensibles separatas y libros de comunicación (tal vez por eso jale RYC en la Pucp) lo mío era ciencias pues, sin querer me había convertido en un androide.

Es decir, ese prometedor niño lector nunca creció, nunca maduro literariamente, nunca aprovecho su estado mediático de admirado y aventajado lector. Todas las predicciones habían fallado, las proyecciones realizadas, en todo tipo de escenario, por mis profesores habían sido un total fracaso. El niño que aprendió a leer antes que toda su promoción, se había convertido en un inculto, no del todo, pero era un androide que veía como neo, en la película matrix, solo código binario.

Pero hace casi un año, algo ha empezado a cambiar. El niño lector que nunca creció está despertando, renaciendo, resucitando como el ave fénix. El potencial y prometedor lector que dormía silenciosamente, ha roto el cascaron. Acabo de terminar de leer “Travesuras de la niña mala” de Vargas llosa y es altamente recomendable, me di un tiempo para leer mis obras favoritas de García Márquez y hasta se me ha dado por leer la biblia, un reto pero vale la pena hacerlo.

En ingles o español, no mejor en español, novelas o cuentos, poesías o ensayos, bestsellers o desconocidos, sobre informática o no. En la sala o en el cuarto, en el trabajo o en un café, en el carro o en el parque, leo donde sea y lo que sea. Por fin el niño lector ha crecido, más vale tarde que nunca o así dicen.
De la noche al amanecer - Designer: Douglas Bowman | Dimodifikasi oleh Abdul Munir Original Posting Rounders 3 Column